El pez de madera

Tengo por seguro que tarde o temprano todos los que pintamos acabamos preguntándonos porque pintamos.

Esa pregunta es una trampa, corremos el peligro de quedar atrapados en nuestras dudas sin conseguir salir de ellas y languidecer en la inactividad, pero es algo inevitable que hay que afrontar para seguir pintando y encaminar nuestros pasos.

Pintar es definirse, optar por un camino y aunque no hay que justificarse, todo esto no deja de ser una declaración de principios.



ARQUEOLOGIA Y ARQUITECTURA


Tarde en asimilar el desastre pero finalmente conseguí salir de mi y descubrirme entre las ruinas. Con lo que allí había construí mi presente.


Ruinas que forman mi cuerpo, en las que siempre estoy, que siempre van conmigo.

      Ruinas confusas, exilio de de fantasmas, ensoñaciones producto del
      insomnio.

               Ruinas cotidianas, prosaicas, donde aparecen sirenas de mórbida
               belleza.

                               Ruinas llenas de nostalgia pero también de demandas.





Hay que organizar el pasado para tener un centro desde el que crecer. 
  
Hay que definir los límites del campo de juego, aunque los acabe sobrepasando.

La mirada crea el mundo, lo une. La mirada debe ser libre... otro caso es que lo consiga.

A través de conversaciones con muertos y desconocidos, han surgido las ideas que marcan el firmamento que miro cuando anochece a mi alrededor,  a solas.

Palabras y frases sueltas, suspendidas, que brillan como estrellas, que se buscan como se buscan entre si las neuronas. ...            constelaciones y metáforas



Nada me pertenece, nada permanece por si solo. No doy nada por seguro.

Cada obra nace de una esperanza trágica, fruto de un instante (aunque se extienda en el tiempo hasta deshacerse). Se desarrolla como un pensamiento, a veces se deshace como el humo.

Cada obra es una odisea (un viaje alucinante impregnado de nostalgia sin embargo).

Lograr un cuadro no consiste exactamente en pintar lo que sientes, sino ordenar tus sentimientos, conocerte y tomar partido.

Aun así lo importante es pintar, la acción física de pintar y es una importancia vital.





Leí una cita de Chet Barker en la que decía que siempre tocaba como si fuera la última vez que lo fuera a hacer. Es un buen propósito.
Llegado el momento, delante del cuadro hay que estar enteramente presente.

                                                                                      Me muevo y por que me muevo, muevo las cosas.

Si bien la importancia de la causa es relativa porque las cosas definitivamente son así.

Espero no perder la fe, tener convicción, dominar las dudas. Ser modesto y no olvidar que al final la pintura me da más a mí de lo que yo le doy a ella.





Ahora si quieres te contaré                          Algunas cosas.


Algo es el principio, lo indeterminado, como la palabra cosa, que sirve para referirse a todo y que por si misma solo dice que alguien ha visto, o sentido o pensado o sabe que hay algo. Yo hago cosas que son algo.

Algo es lo que no se puede o no se quiere nombrar, lo indefinido, la causa, el fin, incluso la enfermedad innombrable.

A mi me mueve algo adolescente y nostálgico.

Adolescente es el que adolece algo y la primera necesidad de un adolescente es crear el mundo; descubrirse, inventarse.

La libertad son las alas que anhelamos, de las que adolecemos ¿pero quién sabe que su elección es la correcta? Deberemos guiarnos por lo que echamos en falta, por el vacío. Habrá que volver la vista al vacío. Habrá que saltar al vacío.

Tendremos que aceptar la libertad con sus consecuencias, porque la libertad solo se da en el individuo. Deberemos elegir a conciencia pero sobre todo deberemos elegir.






La nostalgia, sin embargo, es algo que nos hace mirar hacia atrás.

'nostos' (retorno) y 'algos' (dolor)

Tener algo es tener un hogar aunque no haya paredes, es tener un sitio donde dejar todo lo que no importa atrás.
Y a pesar de que no puedas quedarte allí para siempre, tener algo es tener un sitio donde volver.

Hay algo más allá de la técnica o de lo correcto. No todo es perfecto y quizá ese algo existe precisamente por eso.

Lo busco en mi obra y en la obra de los demás aunque esta siempre un poco más allá de cualquier cosa que hacemos... pura metafísica.






Más allá de su materialización siempre imperfecta hay algo y aunque no lo consiga fijar lo puedo sentir.

Es algo que de repente aparece, fugazmente escondido en un instante, sorprendiéndome en el pasar de las cosas, en un pasaje, en el paisaje.

Siento necesidad y deseo de hacer algo. Soy consciente de que algo falta porque ser consciente es echar de menos.

Siento algo y eso me marca el sendero.
Aunque más que una guía es una explosión: salir despedido en una dirección.






Pasiones llevadas a morir, decía María Zambrano… pasiones que sin embargo vuelven. El ánimo no descansa.

Voy abriendo puertas, busco algo y si no lo encuentro, sigo inevitablemente buscando.

Si no tengo algo al menos tendré esperanza. Si no tengo esperanza estaré muerto.

Y yo se cuando estoy delante de algo, no hay duda.

Ese algo es un sentimiento que me define aunque sea algo difícil de definir. Solo se que por un momento es como sentirme en casa, como mirarme un espejo y reconocerme.

Reconocerme y aceptarme en la lucidez de un momento que hace presente todo aquello que me ha hecho definitivamente como soy.






En algún sitio las cosas parecen tener sentido y eso a veces es necesario y eso a veces es suficiente.

A pesar de todo hay algo y es algo a proteger.

Hacer algo siempre conlleva un riesgo. No hacer nada es resignarse.

Haciéndose algo al pensar, algo sobre lo que pensar, a pesar de no pensar, a pesar de todo… el barullo es algo a superar.

Algo que vagamente nace, se concreta y muere, esperando su resurrección cuando beba de tus ojos.
Algo que sufre incluso varias muertes. Algo que yo concreto, que yo mató, de lo que me alimento, sin lo que no podría sobrevivir. Muerte y alimento que da vida...  quizás mala vida.

Un cuadro siempre tiene algo de lápida.

Algo que a veces consigue sacarme de mi, ansioso, es algo imposible, siempre en movimiento.

Soy legión. Cada cambio es antes que nada un cambio de ánimo y cada gesto deja en la obra la huella de una emoción.

Algo irresoluble, soy consciente de ello.
Un inacabable proceso de transformación, la ley de la inercia: un cuerpo sigue moviéndose a velocidad constante mientras no sea frenado por otro... mientras aguante la motivación, después habrá que pasar a otra cosa.



Cambiar las cosas es otra forma de conocerlas, de conocerme. La manera de conocer como nos afectan, lo demás no tiene importancia.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...